En poco más de cinco años han sido exhumados por la Sociedad de Ciencias Aranzadi los restos de 50 personas que fueron asesinadas tras la fuga de Ezkaba que tuvo lugar 22 de mayo de 1938. Una de las mayores fugas de la historia que arrojó al asesinato y desaparición a unas 200 personas.

 

De esas 50 personas recuperadas solo han podido ser identificadas hasta hoy 3 de ellas, la última hace tan solo unos días. Los últimos restos identificados corresponden a los de un preso procedente de la provincia de Valladolid. Esta identificación ha sido posible gracias a un programa del Gobierno de Navarra sobre identificación genética, cuyo máximo exponente es la creación de un Banco de ADN. Hay que recordar que la disparidad de procedencias de los presos hace que el recurso a las técnicas genéticas sea la única herramienta más efectiva hoy día.

 

Por ello, Aranzadi recurre a otras instituciones públicas y a otros equipos técnicos, como la Asociación Científica ArqueoAntro, para tratar de localizar familiares de los fugados con los que cotejar el ADN.

 

 

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